PISE EL ACELERADOR A FONDO

El Chevrolet Corvette de segunda generación, el modelo entre los años 1963 y 1967, es la versión más codiciada de esta leyenda estadounidense. El «Sting Ray», como se le conocía, se inspiró en el prototipo para un modelo de carreras de 1959. Durante 60 años, ha cautivado la imaginación de los amantes de los coches de todo el mundo con su perfecta combinación de carrocería de perfil bajo y un potente motor que ofrece prestaciones tanto para carretera como en circuito. Sigue siendo un clásico.

A principios de la década de 1960, Carroll Shelby, vencedor en Le Mans, proyectó un coche que combinase el diseño británico con la ingeniería de competición estadounidense. Creó el Shelby Cobra, un deportivo que combinaba ingeniosamente un chasis pequeño y ligero con un potente y seguro motor de bloque pequeño. Cuando se presentó en 1962, el Cobra tuvo un éxito inmediato y se convirtió en el único deportivo estadounidense ganador del Campeonato Mundial de Constructores de la FIA europea. El Shelby Cobra original sigue siendo tremendamente rápido y apreciado por los coleccionistas.

La primera generación del Ford Mustang, fabricada entre 1964 y 1974, era compacta y elegante. Se convirtió en el coche preferido para salir a la carretera a la moda en la América de la década de 1960, con modelos orientados a las familias y otros a los deportistas amantes de la velocidad. También apareció en algunas de las películas más populares de su época. Esta leyenda viva aún sigue en producción, pero los fanáticos de los coches saben que los más geniales fueron aquellos primerísimos modelos que plasmaban el espíritu independiente de los sesenta.

El Ford Thunderbird fue presentado en 1954 en la primera feria del automóvil de Detroit celebrada tras la guerra. Se presentó como un descapotable divertido de conducir que destacaba por su lujoso diseño, su sólida estructura y el espectacular alerón trasero. Con el Thunderbird no se trataba tanto de vivir la vida a toda velocidad, sino más bien de conducir con comodidad y estilo. Las dos primeras generaciones siguen siendo los modelos más coleccionados, apodados «Classic Bird» (1955-57) para los primeros biplazas y «Square Bird» (1958-60) para las últimas versiones de cuatro plazas.

El excepcional movimiento de manufactura de Breitling, cuya refinada mecánica es visible a través del fondo de cristal de zafiro abierto del Top Time B01 Classic Cars Chronograph, ofrece una reserva de marcha de aproximadamente 70 horas y garantía de 5 años. Lanzado por primera vez en 2009, el Calibre 01 de manufactura Breitling es uno de los movimientos de cronógrafo mejor considerados del sector, diseñado para ofrecer precisión, fiabilidad y funcionalidad máximas. Como todos los calibres mecánicos de Breitling, cada uno de ellos ha obtenido la rigurosa certificación COSC. Y, tratándose de un movimiento de la manufactura, también debe superar una exhaustiva serie de pruebas internas de choque, cuerda y pulsadores.

Tan difícil de ejecutar como bonita, la complicación del tourbillon es el eje central de nuestros llamativos relojes de pulsera Top Time B21 Classic Car Tourbillon. El tourbillon se compone de un volante, una espiral y un escape en una caja giratoria, de modo que el conjunto entero se encuentra en movimiento perpetuo. Esta acción corrige la fuerza de la gravedad que afecta de forma diferente a la precisión del reloj en distintas posiciones. Breitling ha trabajado codo con codo con el fabricante especializado en movimientos La Joux-Perret para desarrollar el exquisito movimiento B21 de la manufactura, que combina de forma única un tourbillon con un cronógrafo para conferir a estos relojes su inconfundible carácter Breitling.