CAPÍTULO 2
DEL PROPÓSITO AL ESTILO
La transición desde los instrumentos militares a los elegantes cronógrafos con el Premier, el Duograph y el Datora
En 1932 Willy Breitling tomó las riendas de la empresa familiar y aprovechó las mejoras técnicas llevadas a cabo por su padre y su abuelo. Tras ser testigo del advenimiento de la aviación militar e intuyendo el papel que iban a tener las aeronaves en el futuro del mundo moderno, Breitling empezó a centrarse en este sector en franco ascenso.
Durante la segunda mitad de la década de 1930 aumentó la producción de una de las especialidades incipientes de Breitling: el cronógrafo de a bordo para aeronaves. Este instrumento, indispensable en la cabina de un avión, permitía ejecutar precisos cálculos del tiempo de vuelo, cimentando la reputación y el buen nombre de Breitling en el sector de la aviación.
Pese al rápido crecimiento de la marca en el sector aéreo, la atención de Breitling no solo se centraba en la fabricación de instrumentos. Incluso durante los oscuros días de la Segunda Guerra Mundial, Willy Breitling –hombre con un excelente gusto personal– supo ver que existía una demanda para relojes personales prácticos pero refinados. Con el fin de satisfacer esta demanda, desarrolló los primeros relojes de Breitling centrados en el diseño: el Premier, el Duograph y el Datora.
Breitling fundó el «HUIT Aviation» Department para satisfacer la demanda de instrumentos de a bordo fiables que reclamaban los sectores aeronáuticos militar y civil.
¿SABÍA QUE…?
El HUIT Department recibió ese nombre por la destacada reserva de marcha de ocho días que tenían sus instrumentos.
Este nuevo departamento especializado desarrollaba, manufacturaba y probaba sus productos para ser usados en condiciones desafiantes: bajo las nubes, encima de ellas y dentro de ellas. Con el fin de garantizar la calidad de sus productos, Breitling contaba con su propio laboratorio de pruebas, equipado con la tecnología más avanzada. Incluía un micro-oscilógrafo para la inspección radioeléctrica de los movimientos, simuladores de prueba para temperaturas que iban de -40°C a +100°C y «mesas vibratorias» para probar la capacidad de resistencia de los instrumentos en varias posiciones.
Todo este trabajo duro mereció la pena. En 1939, el Ministerio del Aire del Reino Unido hacía un gran pedido de cronógrafos de a bordo para la Royal Air Force. Otras fuerzas armadas harían lo mismo poco después. De ese modo, Breitling se convirtió en uno de los proveedores más conocidos del mundo para el sector aeronáutico.
¿SABÍA QUE…?
Las entregas de los cronógrafos a Inglaterra llevadas a cabo por Willy Breitling durante la Segunda Guerra Mundial fueron dignas de una película de espías. De noche, él y sus amigos llevaban varios coches a los pastos que había cerca de la localidad de Les Franches-Montagnes. Cuando se recibía una señal acordada previamente, los coches encendían los faros y un avión aprovechaba la luz para aterrizar rápidamente, subir a bordo la carga y despegar de nuevo. Para evitar cualquier posible sospecha, Willy iba a un bar muy concurrido de Neuchâtel y se aseguraba de que su presencia no pasase desapercibida.
Breitling patentó una innovadora regla de cálculo circular logarítmica, aplicándola a un cronógrafo. Este sistema era capaz de manejar fácilmente una amplia gama de operaciones matemáticas con funciones de taquímetro, telémetro y pulsómetro; problemas de multiplicación, división y regla de tres; cálculos de producción y mucho más. El Chronomat, una pegadiza contracción de «Chronographe-Mathematique», no solo era funcional, sino también bello, con líneas elegantes, un perfil suave y una esfera bien equilibrada. Este refinado reloj-herramienta se convirtió en el favorito entre deportistas y profesionales del sector industrial y tecnológico.
Al ser un hombre con un estilo personal impecable, Willy Breitling observó que la gente quería tener productos que reflejasen la elegancia y el glamour de la época. Breitling ya estaba fabricando sofisticados cronógrafos para uso personal, pero llevó las cosas al siguiente nivel con el desarrollo de la colección Premier, una nueva e inconfundible línea de relojes destinada a una clientela con discernimiento y estilo.
¿SABÍA QUE…?
La decisión de usar la palabra francesa «Premier» (primero) para bautizar la nueva colección de Breitling no era casual: hacía referencia al uso no profesional de los cronógrafos como «una primicia» que hacía más hincapié en el estilo que en el propósito.
Breitling afianzó su legitimidad en la innovación de los cronógrafos añadiendo más complicaciones a la elegante colección Premier. A principios de 1943 lanzó el Duograph, un cronógrafo ratrapante de gran complicación que permitía al usuario cronometrar dos eventos distintos a la vez. El diseño del Duograph tenía una estética similar a la del Premier, así como numerosas variaciones, incluyendo algunas con pulsadores cuadrados atípicos y cajas en acero inoxidable u oro.
Breitling añadió una complicación elegante y, sin embargo, muy útil a su nueva línea Premier, el Datora. En él podía leerse la fecha, el día y la fase lunar, manteniendo un diseño y unas proporciones muy elegantes y equilibradas para la caja.
DUOGRAPH
DATORA
PREMIER
Los cronógrafos Premier, Duograph y Datora eran conocidos por sus atractivas esferas y sus elegantes cajas, a menudo de oro macizo. El nivel de detalle de los índices y la impresión de las esferas demuestra que no se escatimaron gastos para su creación. Una vez más Breitling había marcado la pauta a toda la industria relojera.
Pese a las turbulencias de la década de 1940, Willy Breitling siguió cimentando y ampliando la reputación de su empresa. Basó sus actividades en las innovaciones de sus predecesores y llevó la marca al siguiente nivel con un gran diseño, un marketing adelantado a su tiempo y una capacidad técnica superior. Aunque ya contaba con una importante base de clientes entre las fuerzas armadas, la aviación y los profesionales de la ingeniería, decidió ampliar aún más su clientela fabricando relojes elegantes pero prácticos que iban destinados a clientes con estilo. Siempre pendiente de las últimas tendencias, empezó a observar un cambio en el sector de la aviación. Ya no era un terreno exclusivo de las fuerzas armadas y los gobiernos. El mundo estaba a punto de experimentar un auge sin precedentes en la aviación civil y de recreo, y Breitling no iba a perdérselo.